El Vuelo Del Cuatrovientos El Sargento Madariaga

Modesto Madariaga Almendros, había nacido en 1904 en Corral de Almaguer (Toledo) e ingresó en la Escuela de Mecánicos de Cuatro Vientos con 20 años, siendo ya ajustador mecánico. En esta prestigiosa institución, conocida también como el centro Cuatro Vientos, recibió una formación que lo preparó para los grandes desafíos de la aviación. Destinado a Getafe y después a la base de hidros de Atalayón, en Melilla, había efectuado vuelos de guerra y participado en el raid de los tres hidroaviones Dornier Wal de la Patrulla Atlántida a Guinea en 1926. Sus dotes de fino ajustador y mecánico hábil y experto le valieron ser nombrado, en 1928, mecánico de vuelo para la proyectada circunvalación del mundo de Dornier 16, “Numancia” por su piloto, el Comandante Ramón Franco, héroe del “Plus Ultra”. Obligados a amarar cerca de las Azores, fueron encontrados ocho días después por el portaaviones británico Eagle, que los rescató y trasladó, junto con el averiado hidro, hasta Gibraltar. De buena constitución física, trabajador incansable, entregado a su tarea y fiel hasta el extremo, el sargento mecánico Madariaga, sería el perfecto ejemplo del suboficial preparado y cumplidor.
El sargento Madariaga, en el centro, con ‹‹mono›› oscuro, con los mecánicos cubanos que le ayudaron a revisar el avión. FOTO: SHYCEA.
- Autoría, diseño e ilustración: Juan Antonio Guerrero Misa
- Fotografías: Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire y del Espacio.
- Adaptación: www.tabladacentenariaaviacion.es
La historia de Madariaga no solo está ligada a su destreza como mecánico, sino también al emblemático avión Cuatro Vientos, un símbolo de la aviación española que ha dejado huella en la historia. Este avión, conocido por su innovación y desempeño, se convirtió en un referente en los estudios de aviación realizados en el centro Cuatro Vientos. La importancia de estos aviones, como el Dornier Toledo, es innegable, ya que fueron parte fundamental de los avances en la aeronáutica durante el siglo XX.
El legado del sargento Madariaga vive en la memoria colectiva, no solo por sus contribuciones técnicas, sino también por su dedicación y pasión por la aviación. Los vuelos que realizó y la experiencia que adquirió en el centro Cuatro Vientos lo convirtieron en un modelo a seguir para futuras generaciones de aviadores y mecánicos. La historia de la aviación española no sería la misma sin la influencia de personas como él, que han hecho de la aeronáutica no solo un trabajo, sino una verdadera vocación.
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